me pregunto qué han atestiguado las Piedras que he convertido en polvo estos últimos días. en Trenza de Hierba Sagrada, Robin Wall Kimmerer dice que las Piedras balbucean.
según investigaciones, las Piedras con las que he estado trabajando han estado en antiguo territorio Huetar, de nombre originario ‘Pacacua’, desde el mioceno. esto significa que las Piedras que convertí en polvo podrían ser tan viejas como 23 millones de años, o tan jóvenes como 5 millones de años. considerar que las pequeñas partículas dentro de los frascos en mi closet contienen tanto tiempo, reside actualmente fuera de mi comprensión.

o tal vez las pequeñas Piedras que recolecté viajaron de algún otro lugar en las fuertes corrientes de las cabezas de agua. ¿será que estas Piedras llevan vidas semi-nómadas, siempre yendo río abajo hacia el mar, meciéndose en las canciones acuíferas de los ciclos pluviales?
¿cuándo es que la montaña llega al fondo del océano?
recordé el documental Aluna, en el que las personas Kogi dicen que independientemente de lo que hagamos, debemos proteger a los Ríos. y recordé las múltiples veces que he escuchado a múltiples personas decir «los Ríos son la sangre de la Tierra», mientras hacian eco en unísono como el viento en el cañón de Quebrada Honda, en donde estas Piedras se encontraban antes de residir [temporalmente] en mi closet.
mucho se puede aprender a través de los Ríos. mucho se les debe a los Ríos. tanto, que no mucho más puede decirse respecto a lo mucho que se le debe a los ríos sin trivializar lo que se debe. y tan poco se les da de regreso.
pero las Piedras balbucean. y aunque aún no sé exactamente qué significa eso, sé que cuando estaba moliendo una Piedra arcillosa y naranja, surgió la idea de estar en Ríos con otras personas: para aprender a cerca del Río, de su contexto y alrededores, su historia… todo mientras buscamos Piedras para hacer pigmento y recordar cómo procesar nuestros propios materiales de arte.

espero que esta semilla [metafórica] brote hacia la tarea de dar de regreso a los Ríos.